Eros Alesi | Ciampino 1951 – Roma 1971

Este joven adolescente romano fue muy conocido por los seguidores del movimiento underground milanés de los ‘60, el cual se centraba alrededor  de la revista Mondo beat, dirigida por Melchiorre Gerbino. En sus textos se puede vislumbrar como la fuerte adicción a las drogas y al alcohol lo condujeron hacia un espacio sociológico, geográfico, corpóreo, simbólico y existencial de cualidades ambiguas, al tiempo duro y vulnerable, traumático y liviano, corriente y extraordinario, tenso pero cotidiano, finalmente precario, articulado en la periferia socioeconómica y en las sombras de la sospecha, la pobreza, el estigma y la muerte.

QUERIDO PAPÁ         



Querido papá Tú que estás ahora en las pasturas celestes, en las pasturas terrenas, en las pasturas marinas. Tú que estás ahora en las pasturas humanas. Tú que vibras en el aire. Tú que amas a tu hijo Ales! Bros. Tú que has llorado por tu hijo. Tú que sigues su vida con tus vibraciones pasadas y presentes. Tú que eres amado por tu hijo. Tú el único que estaba en él. Tú a quién llaman muerto, ceniza, mundicia. Tú que eres mi sombra protectora. Tú a quien amo en este momento y siento más cercano que cualquier cosa. Tú que eres y serás la fotocopia de mi vida. Que tenía 6-7 años cuando te veía Hermoso-fuerte-orgulloso-seguro arrogante, respetado y temido por los demás, que tenía 10-1 1 años cuando temiraba violento, ausente, malo, que te veía como un ogro, que te consideraba un Bastardo porque golpeabas a mi mamá. que tenía 13-14 años cuando yo veía que veías perder tu papel. que yo veía que veías el surgimiento de mi nuevo papel, del nuevo papel de mi madre. que tenía 15 años y medio cuando yo veía que veías los litros de vino y las botellas de coñac que aumentaban espantosamente. que yo veía que veías que tus miradas ya no eran hermosas -fuertes orguUosas, fieras, respetadas y temidas por los demás. que yo veía que veías alejarse a mi madre, que yo veía que veías el inicio de un normal, dramático desmoronamiento. que yo veía que veías los litros de vino y las botellas de coñac aumentando considerablemente. que tenía 15 años y medio viendo que veías que yo escapaba de casa, que mi madre escapaba de casa. que tú querías representar al Duro. que no tuviste ninguno. que te quedaste solo en una casa con dos cuartos, más servicios, que los litros de vino y las botellas de coñac siguieron aumentando.
que un día, que el día, en el cual viniste a sacanne de los separos secretos de Milán, vi que te veías solo, que tú querías a tu mujer o a tu hijo o a los dos en aquella casa con dos cuartos más servicios, que he visto que veías que estabas dispuesto a todo, con tal de recuperarnos. que he visto que has visto tu mano tendida en señal de paz, de armisticio. que he visto que has visto sobre tu mano un esputo. que he visto que has visto tus ojos, lagrimeando soledad incrustada de sangre masoquista, punitiva. que he visto que tú has visto el deseo de querer castigar tu vida.
que he visto que veías el deseo de no sufrir que he visto que veías los litros de vino y las botellas de coñac aumentando continuamente. que he visto que veías en aquel periodo tu vida futura. que supe que sabías que tu hijo era un drogadicto, que tu mujer esperaba un hijo de otro hombre (hijo que a ti no te quiso dar). que he visto que veías pasar 3 años, que he visto que veías que el día 9-XII69 no viniste a verme al manicomio porque estabas muerto. que ahora ves que veo que el primero eres tú. que juegas baraja con el descarte, haciéndote el descartado. Pero jugando, igualmente, que ahora ves que veo que te adoro, que te amo desde lo más profundo del ser.
que ahora ves que yo veo que mi madre se lamenta. ALESI FELICE PADRE DE ERGS ALESI ERGS que ves que yo veo que he huido una vez más hacia la soledad. que tú ves que yo veo sólo una gran, grandísima negrura, la misma negrura que yo veía que tú veías. que seguirás mirando lo que veo.

QUERIDA, DULCE, BUENA...


Querida, dulce, buena. . . Querida, dulce, buena, humana, social, mamá morfina. Que tú, solamente tú, dulcísima mamá morfina, me has querido bien, como yo quería. Me has amado totalmente. Yo soy el fruto de tu sangre. Que solo tú has logrado que me sienta seguro. Que tú has logrado darme el cuantitativo de felicidad indispensable para sobrevivir. Que me has dado una casa, un hotel, un puente, un tren, un portón, y los he aceptado; que me has dado todo el universo amigo. Que me has dado un rol social, que pide y da. Que a mis 15 años acepté vivir como ser humano, “hombre”, sólo porque estabas tú, que te ofreciste a crearme por segunda vez. Que me enseñaste a dar los primeros pasos. Que aprendí a decir las primeras palabras. Que sentí los primeros sufrimientos de la vida. Que experimenté los primeros placeres de la nueva vida. Que he aprendido a vivir como siempre soñé vivir. Que he aprendido a vivir bajo los innumerables cuidados y atenciones de mamá morfina. Que jamás podré renegar de mi pasado con mamá morfina. Que tanto me ha dado. Que me ha salvado del suicidio o de la locura que casi habían destruido mi salvavidas.
Que hoy 22-XII-1970, que aún puedo gritarle a los demás y a mí mismo, a todo lo que es fuerza noble, que nada ni nadie me ha dado tanto como mi benefactora, protectora, mamá morfina. Que tú eres infinito amor, infinita bondad. Que yo sólo te dejaré cuando esté maduro para la muerte amiga o cuando esté tan seguro de mis fuerzas para lograr estar en pie sin las potentes vitaminas de mamá morfina.

QUE ROMA





Que Roma Que Roma. Que el paisaje desde el tren a Milán. Que la frontera suiza. Que ocho días en Milán. Que de nuevo en Roma. Que cansada, desesperadamente otra vez en Roma. Que el loco estado de ansia debido a una cruda de Ritalín. Que de nuevo sin biombos que cubran mi ser. Que me encuentro de nuevo frente al ambiente —a mi ser. Que el ambiente es el ser que soy. Que estoy epilépticamente cansado. Que estoy epilépticamente cansado de un día de serenidad y tres de locura consciente, de ansia bastarda. Que me hace dudar de la veracidad de mi historia pasada, del credo actual. Que la alegría y el interés de vivir ya pasaron. Que el tedio, la monotonía, el cansancio de vivir gobiernan mi forma de ser y mi vivir. Que la bola rebota en tiempo vibracional. Que las ondas corren, van y vienen, salpican, brotan, se lanzan, aceleradísimas, rebotan, vibran, oscilan con la velocidad del estímulo del instinto. Que espero en la sala cinematográfica de mi cráneo aparezca una imagen, una escena que unte sobre mi ser un estrato de serenidad, de paz, móvil
viajante, no paz vegetativa. No estado dimensional apático al cual endilgarle auto sugestivamente la etiqueta de paz.

OH QUERIDA. OH SEÑORA MUERTE



Oh querida. Oh señora muerte Oh querida. Oh señora muerte. Oh serenísima muerte. Oh invocada muerte. Oh pavorosa muerte. Oh indescifrable muerte. Oh extraña muerte. Oh viva la muerte. Oh muerte que es muerte. Muerte que marca el alto a esta saeta vibrante.

QUE TÚ EN TODOS LOS CAMINOS...


Que tú en todos los caminos. . . Que tú en todos los caminos y callejones del mundo, que yo en un manicomio o en una cárcel de cualquier ciudad del mundo. Que dos veces se ha interpuesto esta triste realidad y otras tantas he corrido en tu mágica y misteriosa casa, el oriente, y las dos veces he vuelto a abrazarte con todo el amor que tú me enseñaste a tener. Que ahora he salido de un manicomio, por tercera vez y por una tercera y forzada separación de ti, MAMÁ MORFINA. Que estoy seguro, que estoy casi seguro de que pronto podré abrazarte de nuevo. Que a las dos y media del 23 de diciembre de 1970, gente que habla de mi conversación, conversación sólo mía, que sólo yo y mamá morfina conocemos, que sólo yo y ella hemos llevado adelante en la conversación de verdades nuevas, mías y para mí, como la de amar a Giorgio. Como la de dos que buscan en el cuarto de alguien que se personifique en él.

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