CARLO ROSSELLI 1883 | 1937

Crediti: Archivio Aicvas

Carlo Rosselli hoy


Carlo Rosselli (1889 - 1937), conocido en Italia como el teórico del «Socialismo Liberal» y fundador del movimiento político antifascista Giustizia e Libertà (1929), fue un agudo teórico de la oposición socialista liberal contra el régimen de Mussolini. Sus reflexiones gravitaron en torno a los problemas del revisionismo marxista y la socialdemocracia, lo que le llevó a comprometerse con los fundamentos morales de su propio socialismo liberal. Un ejemplo de polémica poco
constructiva fue la que años más tarde (1931), entabló el dirigente del Partido Comunista Italiano, Palmiro Togliatti. A partir de su férrea orientación comunista, veía en el socialismo liberal de Rosselli una simple "mistificación", una colección de ideas carentes de fundamento académico y plagadas de "prosopopeyas insoportables". Para el líder comunista, Rosselli no era más que un "pequeño burgués presuntuoso", incapaz de comprender la realidad de la clase trabajadora, debido a que lo consideraba condicionado por sus vínculos con las élites dominantes.

Sin embargo, los escritos de Rosselli se distinguen por tener un estilo conciso; su empeño se focaliza en los nudos que era preciso desatar en la cultura política europea de la época y, más tarde, en los de carácter ideológico y organizativo que planteaban la participación al Frente español. Los textos que aquí se ofrecen, además, ponen de relieve una evolución del pensamiento a veces tensa, a veces certera; cada uno de ellos parece escrito para hacer el balance de un planteamiento e ir más adelante. Por este motivo, mencionar brevemente algunas
líneas generales de interés puede ser quizás de alguna utilidad para comprender también la situación en la que nos encontramos en el avanzado siglo XXI.

En su juventud Carlo Roselli participó activamente en los debates políticos que animaron los
diversos periódicos progresistas de las primeras décadas del siglo pasado, como «Critica Sociale», «Rivoluzione liberale» y la hoja clandestina que contribuyó a publicar junto con su hermano Nello Rosselli, «Non mollare!» En particular, se pueden apreciar sus intervenciones
aparecidas en la importante publicación periódica del neomarxismo italiano de ese período, «Quarto Stato», donde emerge la imagen de un Rosselli internacionalista. Aunque políticamente muy próximo a la corriente política de izquierdas, los artículos que publicó en la prensa de su movimiento revelaron su capacidad de análisis, así como su habilidad para indicar perspectivas
de acción, en una situación que veía al antifascismo italiano en el extranjero en buena parte paralizado e inerte y, por lo que respecta a los comunistas, condicionado por la evolución de la situación política y el papel dominante ejercido por el Partido Comunista soviético sobre toda la
política de la Tercera Internacional.

Como se mencionaba, es posible leer en la inquietud de aquellos años algunos rasgos similares al
presente que estamos viviendo, cuya situación desde hace tiempo es crítica y se encamina hacia desenlaces cada vez más trágicos. Basta un mínimo de atención para comprender que las reflexiones de Carlo Rosselli sobre el peligro del totalitarismo pueden seguir siendo indispensables para orientarnos más allá de los fantasmas pasados de la Guerra Civil española y de la Segunda Guerra Mundial, ya que, a diferencia del pasado, poseemos mayores capacidades cognoscitivas para comprender cuales fuerzas están en juego en el tablero internacional actual y los peligros que representan para todos nosotros.

Desplazando la mirada a distintas épocas y contextos, la literatura ofrece una abundante producción de obras centradas en el tema de la guerra. Entre las innumerables obras dedicadas a este argumento, una en particular llama la atención. Nos referimos a la recopilación de proverbios grecolatinos publicada por el humanista Erasmo de Rotterdam en 1500 y que tiene por título Adagios del poder y de la guerra y teoría del adagio. En esta obra el autor denuncia la combinación antinatural que existe entre el capitalismo y los conflictos. En otras palabras, el filósofo renacentista, a través de sus reflexiones sobre la guerra y la naturaleza humana, pone de relieve la profunda contradicción entre la esencia humana y la violencia de la guerra. Erasmo
cuestiona un dilema fundamental: ¿puede justificarse en algún momento la guerra? ¿Puede considerarse la violencia un medio aceptable para alcanzar un fin? Con argumentos lúcidos y convincentes, Erasmo polemiza con la idea misma de la «guerra justa». Sostiene que la
violencia, en sí misma, es intrínsecamente nefasta y nunca puede justificarse, independientemente de sus supuestos fines. Subraya el absurdo y la hipocresía de quienes se apelan a la guerra en nombre de una causa superior, afirmando que la brutalidad y el sufrimiento que conlleva nunca pueden ser compensados por ningún ideal, por muy noble que parezca. También denuncia los intereses egoístas y el deseo de poder que a menudo se esconden tras las declaraciones de guerra. Los poderosos, afirma, explotan la retórica patriótica y religiosa para
manipular a las masas y perseguir sus propios objetivos personales, con el consiguiente atropello de los derechos y las vidas de inocentes.

Aunque no expresado de modo explícito, lo que se quería hacer notar en el apartado anterior es que no solo el totalitarismo sino que también la guerra se ha convertido en la triste realidad de nuestro tiempo, normalizada y enmascarada por una engañosa retórica pacifista. Esta normalización es la explicitación de la guerra cotidiana que soportamos en silencio. Es como un
estado de ánimo que impregna inadvertidamente los gestos y las palabras de la vida cotidiana, con la lentitud suficiente para que los afectados por ella avancen imperceptiblemente hacia la aceptación y el asentimiento de una forma de ser que hace algún tiempo habría parecido impensable e inaceptable. Una forma de ser que se identifica con la civilización consumista que, como los caducos regímenes nazi-fascistas, se cimienta en una institucionalización de la moral ultraliberal que la expone al riesgo del colapso.

Actualmente vivimos en un mundo dominado por profundas divisiones entre los Estados y cualquier comunidad que promueva el diálogo y la colaboración es vista como una amenaza. Lo que hace aún más aterradora nuestra época es la presencia, en la cúspide del poder decisional mundial, de individuos irracionales y nihilistas, que juegan con el destino de la humanidad sin
ningún sentido de responsabilidad. A esta situación hay que añadir aún otra, es decir, las consecuencias de la guerra no terminan con el fin del conflicto, sino que perduran en el tiempo, generando nuevos focos de violencia y dolor. Los tratados de paz, a menudo ilusorios, no logran cicatrizar las profundas heridas que causa la guerra, preparando el terreno para nuevos enfrentamientos. Un ejemplo paradigmático fue la Guerra Civil española fomentada por Hitler y Mussolini, cuya conspiración les permitió llevar a cabo una acción concertada con el objetivo de desafiar al viejo mundo y a su transformación fascista.

A partir de la caída de la dictadura de Primo de Rivera (1930), el fascismo italiano había enfocado su interés hacia la situación político-social que se estaba viviendo en España y no ocultaba sus simpatías por las fuerzas monárquicas y católicas antirrepublicanas. El objetivo de Benito Mussolini era asimilar los diferentes componentes de la reacción ibérica a la ideología fascista,
ya que concedía gran importancia a las reivindicaciones mediterráneas del régimen. Con la victoria en 1939 del frente fascista en España, se sentaron las bases de un clima de injusticia y violencia que fue la antesala de lo que más tarde será el segundo conflicto mundial.

Es, por tanto, fundamental comprender las raíces históricas y las causas profundas de los conflictos para deconstruir la «banalidad de la guerra» impuesta por la hegemonía cultural de las oligarquías, que pretenden neutralizar el pensamiento crítico y hacer que sea asumida como una realidad inevitable. Para contrastar la retórica Occidental actual y su herramienta propagandística, útil para justificar conflictos interminables que únicamente sirven a los intereses de unos cuantos, es fundamental analizar la complejidad de la realidad e ir más allá de la superficie. Esto se puede alcanzar solo con un planteamiento dialéctico y reflexivo que predispone redescubrir el pensamiento de personalidades de la cultura de calibre intelectual,
capaces de trasladar el verdadero mensaje crítico y activo al orden dominante como fue el caso de Carlo Rosselli.

La necesidad de un pensamiento reflexivo implica una resistencia crítica para desarrollar
acciones transformadoras, puesto que solo mediante una toma de conciencia y una acción colectiva de ruptura con el statu quo podría salvar a la humanidad del abismo en el que en
estos momentos se ha sumido, tal y como ocurrió en España con el fin de la República.


Introducción del libro Carlo Rosselli, Hoy en España, mañana en Italia y otros escritos sobre la guerra civil (fragmento).
Introducción y traducción de Vincenzo Paglione.
ańo de publicación, mayo de 2024.



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